El stand chileno en la Fiesta del Sol se robó las miradas con un particular brindis que mezclaba tradición y promoción turística. Cada noche, los visitantes se reunían en torno a degustaciones de piscola, pero solo podían probar el trago tras un brindis unificado. Con un animador entusiasta liderando el momento, todos levantaban sus vasos al unísono y gritaban «¡Salud por Coquimbo!». Este ritual se repitió al menos dos veces por noche, convirtiéndose en un atractivo distintivo del stand.
Más allá del festejo, el espacio chileno también mostró las bondades de la región de Coquimbo. Los asistentes pudieron conocer sobre la Universidad de La Serena, disfrutar de los paisajes y servicios turísticos de Rio Hurtado, Paihuano y Vicuña, y llevarse mapas turísticos como recuerdo. Artesanías y diferentes tipos de pisco también formaron parte de la oferta, llamando la atención de los visitantes y consolidando la presencia de Coquimbo en la festividad.