La región de Coquimbo se encuentra al borde de un «límite crítico» debido a la falta de agua en el embalse La Paloma, que abastece a la comuna de Ovalle. Autoridades regionales y la empresa sanitaria están trabajando en medidas urgentes para priorizar el consumo humano y de saneamiento sobre el riego, con el objetivo de evitar un posible racionamiento.
A pesar de las intensas lluvias registradas en el invierno y primavera del 2023 en varias regiones del país, Coquimbo no se vio beneficiado, enfrentando altas temperaturas y bajas reservas de agua. La situación se agrava con embalses como La Paloma, que se encuentra al 3% de su capacidad.
El gerente de Aguas del Valle, Andrés Nazer, presentó ante la comisión de recursos hídricos del Consejo Regional (CORE) una propuesta para garantizar el suministro de agua potable y evitar un racionamiento futuro. La diputada Nathalie Castillo propuso la evaluación de declarar alerta sanitaria para destinar recursos a las Asociaciones de Agua Potable Rural y adquirir más agua para quienes la reciben por acarreo.
En respuesta a la crisis hídrica, el Gobierno aprobó una ley que permitirá la construcción de plantas desaladoras. Se planea licitar la construcción de una desaladora en el sector de Panul de Coquimbo durante el segundo semestre de 2024, con el objetivo de abastecer a la conurbación de Coquimbo y La Serena, y proveer agua a Ovalle.
Sin embargo, esta medida ha generado preocupación entre ambientalistas, como la bióloga marina Elizabeth Soto, quien advierte sobre la necesidad de evaluar con cautela cualquier solución rápida a la sequía, especialmente considerando los posibles impactos ambientales de las desaladoras en una zona con múltiples actividades industriales en desarrollo.