Dicen que una persona no conoce su fortaleza interna hasta que se convierte en madre o en padre. Fuerza que hoy en día están demostrando con creces quienes atraviesan la dura experiencia que significa tener a un bebé prematuro y que debe, muchas veces, pasar por un largo proceso de hospitalización.
Katherine Pinto ha vivido esta experiencia en más de una oportunidad, al convertirse en madre de dos niños que nacieron prematuramente, Vicente – de 24 semanas de gestación que pesó tan sólo 640 gramos – y Máximo – que nació a la semana 30 de embarazo con 1 kilo y medio. “Es importante el tema psicológico porque nadie está preparado para vivir algo así y sobre todo el nacimiento de un bebé prematuro que necesita tantos cuidados”, comenta la joven madre.
Por su parte, Ana Rivera, quien dio a luz al pequeño Luis, señala que “uno entra al hospital pensando lo peor, y al contrario, aquí te logran estabilizar emocionalmente y al bebé lo tratan como si fuera de ellos”, refiriéndose al equipo de salud de la Unidad de Paciente Critico Neonatal del Hospital de La Serena que recibe a los pacientes prematuros más complejos de la regiones de Coquimbo y Atacama.