Tras 40 años de espera, vecinos de localidades cercanas a la Ruta 41, conocida como «ruta de la muerte» por su alto índice de accidentes, celebran la instalación de ocho radares de velocidad y otras mejoras viales implementadas por el MOP y Vialidad.
La presidenta de la agrupación Lomas de Monardez, Ana María Arancibia, describe la iniciativa como «un regalo de Navidad», destacando la instalación de los radares, un sello de alta fricción para mejorar la frenada en condiciones climáticas adversas, nuevas luminarias y pistas de desaceleración. Arancibia enfatiza la disminución de la velocidad de los vehículos desde la instalación de los equipos, visible incluso en las cámaras de seguridad.
El seremi del MOP, Javier Sandoval, confirma la instalación de cuatro radares en funcionamiento en sectores críticos (km 70,703, km 71,397, km 8,593 y km 8,823), como parte de un plan de seguridad vial que incluye mejoras en la señalización e iluminación.
Sandoval recalca la importancia de los radares para concientizar sobre la velocidad permitida y prevenir accidentes, muchos de ellos fatales, causados por adelantamientos indebidos. El plan también contempla la construcción de una doble vía en la ruta, iniciando con 3,9 kilómetros en el sector del aeropuerto.