La empresa chilena Volcán fue parte de la construcción del nuevo Hospital Biprovincial Quillota-Petorca, un establecimiento de alta complejidad que beneficiará a más de 800 mil personas en la Región de Valparaíso. El recinto obtuvo la Certificación de Edificios Sustentables (CES) ya que su funcionamiento tiene un 36% de ahorro promedio al año en todas sus instalaciones.
“La construcción liviana en seco es un método de amplia difusión en Europa y Estados Unidos, y que se ha posicionado con fuerza en el mercado inmobiliario local porque para lograr edificaciones con mayor eficiencia en todos sus sistemas. Entre sus ventajas está que incrementa la sostenibilidad de los proyectos, permite una estimación precisa de costos, minimiza el consumo de recursos como el agua, reduce mermas y disminuye la generación de residuos durante el proceso”, asegura Ricardo Fernández, gerente técnico y de desarrollo sostenible de Volcán
Entre las soluciones constructivas utilizadas en este hospital, destaca la lana de vidrio Aislanglass, un material aislante, a base de arena y vidrio reciclado, que se funde a altas temperaturas. Esto permite formar finos filamentos que mejoran la aislación acústica y térmica en todo tipo de edificación; en especial tabiques, pisos y entretechos. Además, proporciona protección contra incendios y cuenta con una gran estabilidad dimensional. Esto lo convierte en uno de los materiales aislantes preferidos para construcción.
Otro de los materiales Volcán incorporados en este proyecto es la Volcanita XR, planchas de yeso cartón extra resistente, diseñadas para resistir impactos en ambientes expuestos a un alto tráfico de personas y equipos móviles.
“Al ser soluciones modulares se ajustan a cualquier forma o dimensión del diseño, permitiendo realizar de manera fácil cambios a futuro, además de aportar una mejor aislación térmica y optimizar la eficiencia energética”, puntualiza el ejecutivo de Volcán.
Sustentabilidad hospitalaria
El Hospital Biprovincial Quillota–Petorca, ubicado en la comuna de Quillota, logró reducir su huella de carbono gracias a un funcionamiento más eficiente de múltiples sistemas, entre estos, calefacción, refrigeración, ventilación, motores, iluminación artificial y equipamiento interior.
Todas estas variables fueron consideradas por CES, una certificación impulsada desde 2012 por el Ministerio de Obras Públicas, el Instituto de la Construcción, la Cámara Chilena de la Construcción y el Colegio de Arquitectos. Su objetivo es, a través de un método diseñado bajo estándares internacionales, evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de edificios de uso público en Chile.
Algunos de los indicadores registrados dan cuenta de un 19% de ahorro en la demanda de energía y un 31% de ahorro en el consumo energético. Según la entidad evaluadora, algunas de las estrategias pasivas que consideraron los arquitectos en el diseño del proyecto fueron el uso de materiales constructivos más eficientes, entre ellos envolvente térmica de alta eficiencia, cristales de control solar, cubiertas verdes y placas quiebra- sol.
Se espera que con esto, el establecimiento minimice sus emisiones y disminuya los consumos de agua y energía, y que además genere menos residuos y reduzca sus costos de mantención. Se trata de uno de los dos establecimientos de salud considerados inicialmente para la certificación, denominada CES hospitales, junto al de Curicó.
“Esta medición tiene, además, otros alcances, como, por ejemplo, la incorporación de los edificios CES a la emisión de bonos verdes, lo que le permite al país disponer de nuevos recursos para continuar avanzando en el desarrollo sostenible”, dijo la presidenta de CES, Paola Molina.